Adoptan un perro que resulta ser hijo del anterior
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Lo que inició como el noble intento de llenar el vacío dejado por una pérdida, culminó en una historia llena de coincidencias que deja a cualquiera boquiabierto. Jillian Reiff y su familia, al perder a su querido perro Rufus tras 16 años de compañía incondicional, decidieron adoptar a otro can para amortiguar el dolor. Lo que no esperaban es que el nuevo integrante, Ziggy, no solo llenaría sus corazones, sino que traería consigo una sorpresa inimaginable.
El encuentro milagroso
Cuatro días después de la muerte de Rufus, la tristeza impedía el sueño a Jillian y su hija. En medio de una noche de insomnio, empezaron a revisar perfiles de perros en adopción. Fue una imagen en el sitio web del refugio Muttville Senior Dog Rescue de San Francisco la que capturó la atención de la niña: un perro llamado Ziggy, con un asombroso parecido a Rufus. A simple vista, parecía ser él, con su característico color de pelaje y su inclinación de cabeza tan particular.
La decisión fue inmediata. Para el 9 de abril, apenas unos días después, Jillian y su hija se dirigieron al refugio para conocer a Ziggy. La conexión fue instantánea; había una familiaridad en el aire que no podían explicar. En menos de diez minutos, la adopción se concretó. Ziggy, como si hubiese vivido siempre con ellos, entró a la casa y se comportó como si estuviera volviendo a un lugar conocido.
Las señales que hicieron sospechar
Los días siguientes estuvieron llenos de revelaciones. Ziggy no solo compartía el aspecto de Rufus, sino también muchas de sus manías. Dormía en los mismos lugares, buscaba los mismos rincones y, para sorpresa mayúscula de la familia, compartía exactamente el mismo gusto por el tipo de juguetes que Rufus adoraba.
Fue entonces cuando nació la pregunta alocada: ¿podría haber un vínculo más allá de las apariencias entre Rufus y Ziggy? Animada por la duda, Jillian decidió investigar. En junio, usó el servicio Embark, especializado en análisis genético canino, para buscar respuestas.
El increíble resultado del ADN
Los resultados del análisis genético llegaron semanas después y dejaron a la familia sin palabras. No solo Ziggy compartía una mezcla idéntica de razas —50% chihuahua, 50% terrier rat— sino que además, Rufus figuraba como su padre biológico.
"Al principio creí que debía tratarse de un error o que otro perro, casualmente con el mismo nombre, podría ser el padre", recordó Jillian. Sin embargo, todas las pruebas indicaban lo contrario: era efectivamente Rufus, el fiel amigo que los había acompañado en cada piedra miliar de sus vidas, el progenitor de Ziggy.
La noticia dejó atónitos a todos, convirtiendo la adopción de Ziggy en una epopeya familiar, una suerte de regalo inesperado. "Lloramos de emoción. Así se siente recibir un pedazo del paraíso. Como un mensaje de Rufus desde algún lugar mejor", expresó emocionada Jillian al Washington Post.
El misterio persiste
Ziggy fue hallado deambulando poco antes de ser rescatado por la mencionada organización de animales en marzo. A pesar del intento de Jillian por reconstruir la historia de Ziggy, pocos son los datos disponibles sobre sus primeros años de vida.
Sherri Franklin, fundadora del refugio Muttville, comentó que nunca había vivido una circunstancia similar. "El universo se alinea de maneras asombrosas y misteriosas. Esta familia encontró consuelo y continuidad a través de un nuevo perrito que parece hecho a su medida", señaló Franklin, destacando cómo estos hechos improbables vuelven a dar sentido a lo inexplicable.
La segunda oportunidad
Para Jillian y su familia, Ziggy representa mucho más que un homenaje a Rufus. Es una segunda oportunidad, un reencuentro que le da un nuevo significado a su pérdida. Visiblemente conmovida, Jillian explicó: "No esperábamos un desenlace tan sorprendente y reconfortante. Ha sido una especie de cierre emotivo, por surrealista que suene".
Ahora, Ziggy disfruta de una vida plena junto a su nueva familia que lo ama y cuida, mientras Jillian asegura que siempre cuidará cada detalle para mantener viva la memoria de Rufus en el corazón de Ziggy.
El lazo compartido trascendió el tiempo y el espacio, demostrando, una vez más, que las conexiones familiares pueden esconderse donde menos lo esperamos, incluso entre ladridos y rabos que se agitan contentos.