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¿A qué edad se debe poner el chip de identificación a un perro?

Grupo Editorial RedZoocial

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¿A qué edad se debe poner el chip de identificación a un perro?
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La tecnología aplicada al bienestar animal ha evolucionado a tal punto que hoy en día es posible identificar a nuestras mascotas de manera segura y permanente. Un chip de identificación para perros es una herramienta crucial para asegurarse de que, en caso de pérdida, la mascota pueda regresar a su hogar sana y salva. Pero, ¿desde qué edad es apropiado implementar esta tecnología en nuestros amigos de cuatro patas?

La importancia de la identificación en perros

La identificación de perros mediante microchips se ha convertido en una norma en muchos países alrededor del mundo. Este pequeño dispositivo, del tamaño de un grano de arroz, se coloca bajo la piel del animal, generalmente en el área del cuello. Una vez implantado, el chip emite un número único que puede leerse con un escáner especial y está vinculado a una base de datos con información del dueño y del perro.

¿Por qué es tan importante? Porque en situaciones de extravío, accidentes o emergencias veterinarias, poder identificar rápidamente al perro y contactar a su dueño puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte. Además, en algunas regiones, la identificación mediante chip es un requisito legal.

¿Qué edad es la adecuada para implantar el chip?

De acuerdo con muchos veterinarios y regulaciones locales, como las de la Alcaldía de Medellín en Colombia, un perro puede recibir un microchip a partir de los dos meses de edad. Esta recomendación no es arbitraria; los cachorros a esta edad han terminado de recibir la mayoría de sus vacunas básicas y su cuerpo es lo suficientemente fuerte como para soportar la implantación del microchip sin complicaciones significativas.

Además, implantar el chip a una edad temprana asegura que el perro esté identificado cuando comienzan a explorar el mundo, un periodo en el cual son especialmente proclives a perderse.

La simplicidad y seguridad del procedimiento

El procedimiento para implantar un chip es simple y rápido. A menudo se compara con la aplicación de una vacuna en cuanto a cómo se siente para el animal. Se utiliza una aguja especial para insertar el chip bajo la piel, un proceso que suele ser indoloro para la mayoría de los perros.

¿Es seguro? Absolutamente. El microchip está hecho de materiales biocompatibles que no causan reacciones alérgicas ni molestias a largo plazo. Permanece en el cuerpo del perro durante toda su vida útil, sin moverse de su lugar original.

Fallos comunes en el sistema de identificación

Aunque el microchip es una herramienta increíblemente útil, su efectividad depende de la responsabilidad de los dueños. Uno de los errores más comunes es no registrar el chip o no mantener actualizados los datos de contacto en la base de datos.

Un microchip sin datos actualizados es casi tan inútil como no tenerlo. Por ello, es crucial que los dueños informen cualquier cambio de domicilio o número de teléfono para asegurarse de que, en caso de ser necesario, se les pueda contactar rápidamente.

Beneficios adicionales del microchip

Además de ayudar en la identificación, el microchip puede incluir información adicional sobre el historial médico del perro, como vacunas, cirugías y otros tratamientos veterinarios importantes. Esto no solo es útil en caso de emergencia, sino que también facilita las visitas regulares al veterinario al mantener un registro consolidado de la salud del animal.

Asegurar la identificación de un perro a una edad temprana por medio de un microchip es una de las mejores decisiones que un dueño puede tomar para garantizar su seguridad y bienestar. No solo facilita la reunificación en caso de extravío, sino que también fomenta una cultura de responsabilidad entre los dueños de mascotas.

Es fundamental seguir las recomendaciones de los profesionales de veterinaria y las normativas locales para saber cuál es la mejor edad y manera de proceder con la implantación del chip. Recordemos que un simple grano de arroz tecnológico puede hacer toda la diferencia en la vida de nuestra querida mascota.