Mujer adopta al perro más viejo del refugio
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En los refugios de animales, los perros mayores a menudo son los últimos en ser adoptados. Muchas personas eligen cachorros, ya sea por su longevidad o la percepción de que son más fáciles de cuidar. Sin embargo, Kristen Brown, una mujer de 27 años, optó por una decisión contracorriente al adoptar al perro más anciano del refugio. Su historia es una lección de amor incondicional y sabiduría emocional.
Una pérdida devastadora y una nueva esperanza
Para Kristen, el último año había estado colmado de dolorosas despedidas. En noviembre, su querida cachorra, Luna, sucumbió ante un implacable tumor cerebral. Mientras luchaba por aceptar la pérdida de su compañera canina, un segundo golpe la derrumbó: su padre decidió poner fin a su propia vida. La magnitud de estas tragedias dejó a Kristen buscando una razón para seguir adelante, algo que le trajera paz y propósito.
Frente al duelo, Kristen encontró en la adopción una forma de sanar. "En medio del dolor y en uno de los momentos más difíciles de mi vida, sentí que era el momento adecuado para ir al refugio y derramar mi amor en un nuevo bebé para ayudarnos a sanar, y lo hice", explicó Kristen en una entrevista con Newsweek.
Jackie Lynn: una vida en la cuerda floja
En el refugio, Kristen conoció a Jackie Lynn, una perrita de 12 años cuyos días estaban contados. Había sido entregada al refugio después de que sus dueños fallecieran, y su familia no quiso hacerse cargo de ella. Ya llevaba tres meses esperando a alguien que se fijara en su noble rostro, pero nadie se había atrevido a llevarla a casa debido a su edad y complicado estado de salud. En tan solo dos semanas, si nadie la rescataba, Jackie Lynn sería sacrificada.
Kristen relata con emoción el momento en que conoció a Jackie Lynn. Fue amor a primera vista: "Jackie Lynn fue traída a mí por mis dos ángeles, Luna y mi padre". La conexión entre ambas fue instantánea y poderosa, sellando su destino compartido.
Luchando por un nuevo comienzo
Aunque Jackie Lynn no estaba en las mejores condiciones de salud, Kristen no dudó ni un segundo en adoptarla. La perra tenía un bulto en su pata, bronquitis y una grave infección de oído que había sido negligida por más de un año, lo que resultó en el cierre de su canal auditivo. Sin embargo, para Kristen, estas dificultades eran simplemente desafíos a superar y no un motivo para dejar a Jackie Lynn en el refugio. "Sabía todas esas cosas y aún así la tomé, porque ella lo merecía y no iba a permitir que eso impidiera que yo la adoptara", afirmó Kristen decidida.
Con amor y cuidados dedicados, Jackie Lynn comenzó a mejorar. La infección de oído desapareció tras el tratamiento, su bulto fue diagnosticado como un inofensivo depósito de grasa, y la bronquitis se alivió de manera significativa con un inhalador. Pronto, Jackie Lynn pudo disfrutar de una vida renovada, llena de juegos y carreras junto a sus nuevos hermanos perros.
Más allá de la adopción: una relación de amor mutuo
Para Kristen, la adopción de Jackie Lynn fue más que salvar una vida del refugio. Fue una fuente de consuelo y una manifestación tangible del amor que pudo compartir durante un tiempo de oscuridad personal. "La gente dice que yo salvé a Jackie, pero ella nos salvó a nosotros. Nos dio luz, risas y amor", expresó Kristen con gratitud.
La historia de Kristen y Jackie Lynn no solo resalta la importancia de considerar a los perros mayores en adopción, sino que también ofrece un poderoso testimonio de cómo los animales pueden cambiar para mejor las vidas de quienes los acogen. Jackie Lynn y Kristen se encontraron cuando ambas más lo necesitaban, demostrando que el destino a veces actúa mediante la empatía y el amor genuino.
En última instancia, esta historia conmovedora reitera que las conexiones más fuertes a menudo se forman en los momentos más inesperados y que, al abrir nuestros corazones a un animal necesitado, también nos abrimos a la posibilidad de nuestra propia transformación.